No te desesperen las tormentas,
el impetuoso calor del desierto,
o las temperaturas bajas de sus frías noches.
Abre tus ojos, mira que Dios está como la columna de nube y de fuego.
Recuerda que nunca se apartó de delante del pueblo.
Deja que él se mueva en tu vida, empieza a avanzar de día y aún de noche.
Éxodo 13:21-22
Deja una respuesta