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No es cuestión de suerte

Mira a aquel y te contará
que un trágico accidente,
estuvo a punto de quitarle la vida,
pero de algo él es consciente;
si hoy puede contarte la historia
que no tuvo tan triste final,
es porque tiene quien lo guarda
y le libra de todo mal.

Me ha dicho ya varias veces,
ilustrándome con relatos:
Daniel en medio de leones,
José vendido y esclavo,
tienen en común conmigo
reconocer que no es casualidad.
En el proceso y en la prueba ,
Dios obrando siempre está
para librarte y prosperarte
incluso para volverte la vida
Cuando te dicen no hay esperanzas
y es mejor que te despidas.

No cesa de repetirme
que Dios obra con propósitos,
que a los que le aman
todo les ayuda para bien.

que si Dios cuida de las aves
y de las flores del campo
cuanto más no hará por mi
que con amor eterno me ha amado.

Yo le decía muy de buenas
Y él decía no, no, no.
Hasta que un día la calamidad
a mí también me llegó
una víbora venenosa,
sin siquiera darme la cara
me muerde por el tobillo
me inyecta de su veneno,
que me corten una pierna
que quizás ni sobreviva
yo botando sangre los poros
y que es mejor que me despida.

Para no alargar el cuento
estoy brincando en ambos pies,
nada de despedirme
y ahora digo yo también.

No es cuestión de suerte
Es la obra y el amor de Dios
Que buscando hacerme salvo
Otra oportunidad me dio
Para conocerle y amarle
Para testificar con mi vida.
Que nunca ha sido casualidad
Es su gracia inmerecida.

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